Roberto Michel, escultor del rey

Por primera vez, el Museo Casa de la Moneda expone completa su colección de obras de Roberto Michel: academias, dibujos, bocetos y modelos en cera, escayola y terracota.

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Del 17 de julio al 7 de febrero

La Real Casa de la Moneda y su Museo rinden homenaje a Roberto Michel, Primer Escultor de Cámara del Rey Carlos III, con motivo del Tricentenario de su nacimiento. Su extensa colección privada de dibujos, academias, bocetos y modelos de esculturas y monumentos por él proyectados, terminó siendo depositada en el Departamento de Grabado de la Casa de Moneda de Madrid, conformando, junto al “Legado de Tomás Francisco Prieto”, una colección de carácter didáctico para la formación de nuestros grabadores y uno de los pilares fundacionales de las importantes colecciones de su actual Museo.

El equipo del Museo Casa de la Moneda trabajó largo tiempo en la adecuación, reclasificación y estudio de la citada colección de obras de Roberto Michel de sus fondos, teniendo como objetivo final el poder organizar, cuando fuera posible, una gran exposición acompañada de un completo catálogo que se convirtiera en la obra de referencia sobre el artista franco-español.

El motivo del 300 aniversario del nacimiento de Roberto Michel, que se celebra en este año 2020, ha constituido una oportunidad única para poner en marcha el proyecto expositivo implicando tanto a la FNMT-RCM como a otras instituciones y museos.

Con la directa intervención de conservadores de Patrimonio Nacional, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y del Museo Nacional del Prado, se ha preparado esta cuidada exhibición con la que se ha pretendido recuperar para el mundo cultural y gran público a un magnífico escultor. Asimismo, se quiere profundizar en su figura artística y en el conjunto de la obra que realizó este gran artista del siglo XVIII “por orden del Rey”, ya fuera para varios de los Reales Sitios o para emblemáticos monumentos de nuestra Capital, como son, entre otras piezas, los leones de La Cibeles, los niños-tritón de dos de las fuentes del Salón del Prado o parte de la decoración de la Puerta de Alcalá, además de las tallas y relieves que labró para instituciones religiosas y privadas de la Villa y Corte, así como de otros puntos de la geografía española.

Junto al compacto núcleo de piezas del montaje expositivo que representan los fondos Michel de nuestro Museo, le acompañan otras magníficas piezas cedidas para la ocasión por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Museo, Archivo y Biblioteca), Calcografía Nacional, Patrimonio Nacional, Museo Nacional del Prado, Biblioteca Nacional de España, Museo de Bellas Artes de Álava, Museo del Ejército, Museo de Historia de Madrid, Museo Naval, Museo Tiflológico de la ONCE, Real Monasterio de las Comendadoras de Santiago, así como de tres colecciones privadas. Igualmente, hemos fotografiado todas las esculturas de Michel existentes en los Reales Sitios, por las calles de la Corte y en edificios e iglesias de Madrid, Pamplona, El Burgo de Osma, Azpeitia, Sorlada y San Sebastián. A todos ellos, nuestro sincero agradecimiento por su inestimable colaboración e imprescindible préstamo y participación en “Escultor del Rey”.

El artista y su obra

Roberto Michel, de origen francés, fue sin duda uno de los más importantes artífices del panorama artístico español del siglo XVIII. Desarrolló la mayor parte de su actividad artística al servicio de La Corona española durante el reinado de los primeros monarcas de la dinastía de Borbón. Trabajó principalmente en la decoración de los Reales Sitios desde su llegada a Madrid, reinando Felipe V. Con Fernando VI, su sucesor en el Trono, ocupó el cargo de Escultor de Cámara del Rey y ya con Carlos III, el de Primer Escultor de Cámara de la Real Persona llegando, además, a dirigir la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Retrato de Roberto MichelRoberto Michel nació en 1720 en la localidad francesa de Le Puy en Velay, en el Languedoc. Comenzó su formación en el arte de la escultura a los diez años en París, en el taller del maestro Bonfili, donde se mantuvo por espacio de seis años, para seguir su aprendizaje más tarde en Lyon y después en Montpellier con los franceses A. Michel Perrache y Jean B. Dupont. Posteriormente continuó su preparación en Toulouse con el artista flamenco M. Luquet quien, según cuenta el historiador y crítico de arte Agustín Ceán Bermúdez, “le disuadió de su deseo de completar su formación en Roma… y al fin le persuadió a que le acompañase a la corte de España”.

El interés de Luquet por el viaje a nuestra capital se debía a que en 1738 se habían iniciado las obras de construcción del Palacio Real de Madrid, tras la destrucción sufrida por el antiguo alcázar en un devastador incendio ocurrido en la Navidad de 1734. El nuevo conjunto palaciego precisaba del trabajo de un importante número de artistas pintores, escultores, tallistas y doradores, para el ornato de sus dependencias y fachadas.

Roberto Michel se trasladó a Madrid el 30 de octubre de 1740 acompañado de su maestro y a su llegada se presentó ante el Interventor de las obras reales Jose Pérez, arquitecto de origen murciano, quien le pidió modelar una imagen del Creador como prueba de sus habilidades en el arte de la escultura. A la vista de la excelente factura del modelo presentado, el arquitecto le encomendó la talla de la imagen en madera, de gran tamaño, para situarla en el altar mayor de la Catedral de Murcia. La obra, hoy desaparecida, posiblemente se destruyó en el incendio que asoló el templo en 1854. A éste le siguieron otros encargos, por los que el escultor recibió siempre el halago de los profesores de las Nobles Artes.
Michel compaginó en los primeros años de su estancia en España sus trabajos para los palacios reales y para algunos templos en Madrid, con su asistencia como alumno a los estudios nocturnos de las Bellas Artes.

A comienzos de 1757 Roberto Michel solicitó a Fernando VI una plaza de Escultor de Cámara, a cuya petición acompañaba una relación de todas las obras que había ya realizado para los Reales Sitios. Le fue otorgado el nombramiento el 6 de marzo del mismo año, recibiendo por ello un sueldo de 9.000 reales de vellón. Posteriormente, el 29 de septiembre de 1775 ocupó la plaza de “Primer Escultor de Cámara del rey Carlos III”, tras la muerte de su maestro y antecesor en el cargo, el escultor coruñés Felipe de Castro, con la misión de dirigir “todas las obras de escultura que se hiciesen para los palacios reales”.

Muere Roberto Michel en Madrid el día 31 de enero de 1786, tras pasar unos meses convaleciente en Vitoria, ciudad natal de su esposa, recibiendo sepultura según su propio deseo en la desaparecida iglesia de Santa María la Real de la Almudena, situada en la confluencia de la calle Mayor con la de Bailén y cercana a la casa de Rebeque, antiguo palacio propiedad de la Corona que habilitó Felipe V para ser utilizado como residencia y taller de los artistas regios, donde trabajaba y residía el escultor.

Roberto Michel había contraído matrimonio pocos años después de su llegada a Madrid con Rosa Ballerna, perteneciente a una familia de plateros de origen vitoriano. El matrimonio no tuvo descendencia, por lo que el artista legó a su hermano Pedro Michel en su testamento “todas las Herramientas, Figuras, Estatuas, Modelos, Estampas que sea concerniente y se halle en el taller donde estuviésemos trabajando (…), no puede servir para otro efecto que el de la Escultura”. 

Haciendo mano

Roberto Michel realiza a lo largo de su trayectoria artística un buen número de "academias" que constituyen para él un continuo ejercicio de experimentación y perfeccionamiento en el arte del dibujo. Se trata de auténticos estudios de anatomía en los que representa la figura humana con un gran virtuosismo. Son en su mayor parte desnudos masculinos que plasma en diferentes actitudes, ya sea en reposo o en movimiento, en los que muestra un dominio total de la proporción y un moldeado de la musculatura, efecto que consigue con un perfecto sombreado y unos trazos muy precisos. La técnica empleada principalmente es la sanguina, aunque también utiliza la tinta o el grafito, a veces iluminado este último con clarión para realzar el volumen.

Algunos de sus dibujos son copias de esculturas existentes en las colecciones reales, que Michel refleja desde distintas perspectivas, mostrando una gran capacidad de observación. Toma como modelo los vaciados en yeso que de ellas poseía la Real Academia de San Fernando, para enseñanza de los alumnos. Tal es el caso del Discóforo, el Hermafrodita dormido o, la Venus de la Concha, entre otros. 

Discóforo, el Hermafrodita dormidoVenus de la concha

De lo religioso

Son numerosas las esculturas y relieves que creó Roberto Michel para algunos establecimientos religiosos de la Capital y de otros lugares de nuestra Península, en su mayor parte bajo el patrocinio Real.

En Madrid, para la Iglesia de San José, labró dos imágenes de la Virgen del Carmen y un conjunto dedicado a la Apoteosis de San Hermenegildo. Las figuras de la Esperanza y la Caridad, en el exterior de la Basílica Pontificia de San Miguel, además de algunos ángeles de estuco en su interior: Decoración de querubines que repitió igualmente en la Iglesia de San Marcos y en el Real Monasterio de La Encarnación. Las imágenes de San José y de San Francisco de Borja, para el Real Convento de las Comendadoras de Santiago. En la Catedral de la Almudena se encuentra una talla de San Juan Bautista.

En la Basílica navarra de San Gregario Ostiense, en Sorlada, se pueden contemplar las figuras del Santo titular, San Joaquín, Santo Domingo de la Calzada, San Juan Ortega y San Isidro. En la Basílica de Santa María del Coro de San Sebastián, un relieve de San Pío besando el crucifijo, para el que realizó tres bocetos preparatorios conservados en el Museo Casa de La Moneda, junto con los modelos de varias de sus esculturas religiosas.

Su huella en los Reales Sitios

Gran parte de la actividad artística de Roberto Michel como Escultor del Rey, se centra en el embellecimiento de los Palacios Reales, principalmente el de Madrid. Suyo es el león de la escalera principal del Palacio Real de Madrid, además del dibujo y modelado de la figura del rey Carlos III, vestido a la romana, cuya obra final se debe a su hermano Pedro. De ellas el Museo Casa de la Moneda cuenta con los modelos que ideó Roberto Michel. Labró el escultor, además, otras figuras y relieves en piedra, mármol y bronce para el ornato exterior e interior del Palacio.

Fue Roberto Michel uno de los artistas elegidos para esculpir, en mármol de Badajoz, dos de los más de cuarenta relieves que iban a decorar la galería principal del Palacio Real de Madrid. Labró "El martirio de Santa Eulalia" y "San lldefonso y Santa Leocadia", obras ambas de una excelente factura que, actualmente, forman parte de las colecciones del Museo Nacional del Prado y se pueden contemplar en la exposición. 

Modeló también el escultor gran parte de las figuras de estuco que decoran las principales salas de los Reales Sitios de Madrid y El Pardo, cuya ampliación estaba llevando a cabo el arquitecto real Francisco Sabatini, por orden de Carlos III. En ellos aparecen héroes y dioses clásicos, niños, escudos reales y alegorías de las virtudes, de los ríos y de las estaciones del año. En las Reales Capillas de los palacios representó querubines, famas y otros motivos religiosos. Para la Real Colegiata de La Granja de San lldefonso esculpió, además, dos pilas de agua bendita.

Retratos reales

Por deseo del rey Carlos III, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando convocó en 1778 un concurso para erigir un monumento ecuestre de Felipe V en Madrid. La propuesta se dirigió a los Directores y Tenientes de Escultura de la Institución. Las bases indicaban que los artistas elegidos debían presentar un modelo de cuatro pies de alto, en barro cocido o vaciado en yeso.

Roberto Michel modeló un conjunto en escayola en el que el Monarca aparece representado a modo de emperador romano, majestuoso, montado sobre un caballo que camina al paso. El monumento no llegó a realizarse, pero la Real Academia de San Fernando conserva la citada figura y el Museo Casa de la Moneda un dibujo ecuestre del Monarca y una maqueta del conjunto escultórico, junto a algunos bocetos preparatorios. Se le atribuye otra maqueta similar representando al rey Fernando VI.

Asimismo, por encargo de la "Real Sociedad Bascongada de Amigos del País", labró en 1785 un busto de Carlos III, en mármol blanco. En él representa al Soberano tocado con peluca y vestido con un manto sujeto por un clípeo. Sobre su pecho, luce la gran cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y el Toisón de Oro.

Embelleciendo la villa y corte

Cuando Carlos III llega a Madrid en 1759, la capital del Reino era una ciudad insalubre, insegura y falta de iluminación, por ello uno de los primeros proyectos del Monarca fue el diseño de un programa de reformas urbanísticas que incluían la limpieza y el empedrado de sus calles, la instalación de farolas y la construcción de una red de alcantarillado. Además, se diseñó un plan de ensanche del centro de la villa, con amplias avenidas, plazas y nuevos edificios y monumentos públicos. Reformas todas ellas por las que se ha calificado históricamente al Soberano como "El Mejor Alcalde de Madrid".

Roberto Michel colaboró con el arquitecto regio Francesco Sabatini en la decoración escultórica de la sede de la Real Aduana, actual Ministerio de Hacienda. Para su fachada modeló el escudo con las Armas Reales, sujeto por un león y a los lados dos figuras femeninas de Famas, además de cuatro ménsulas que sostienen el balcón y tres cabezas de león, sobre las claves de los arcos de entrada.

Realizó igualmente para el lado oeste de la Puerta de Alcalá, el que mira a La Cibeles, con proyecto también de Sabatini, seis trofeos militares, los capiteles de los pilares y columnas, dos cornucopias y de nuevo tres cabezas de león, figura esta última que también esculpe para una de las sobrepuertas del Palacio Real de Madrid y en la Puerta de San Vicente.

Para la fuente de La Cibeles, diseñada por el también arquitecto real Ventura Rodríguez, modeló los dos briosos leones que tiran del carro de la Diosa y los niños tritón con delfín que rematan dos de las fuentes del Salón del Prado, frente al Museo.

Los orígenes del Museo Casa de la Moneda

El Museo Casa de la Moneda tiene su origen en el siglo XVIII y está vinculado a la figura de Tomás Francisco Prieto (1716-1782), coetáneo de Roberto Michel. Prieto fue Grabador de Cámara del Rey Carlos III, Director de Grabado en Hueco de la Real Academia de San Fernando, Grabador General de las Casas de Moneda de España e Indias y creador, en 1771, por deseo expreso del Monarca, de una Escuela Práctica de Grabadores en la que se formarían los artistas que después iban a desempeñar su oficio en las cecas españolas y americanas. La colección que Prieto reunió para la enseñanza de sus alumnos, formada por monedas, medallas, libros, dibujos, estampas de grabado, etc., constituye el núcleo inicial de las colecciones del Museo que, posteriormente, se ha ido enriqueciendo con otras piezas recibidas a partir de donaciones, adquisiciones y entregas procedentes de los departamentos productivos de la Real Casa de la Moneda.

La obra de Roberto Michel llegó a nuestra Institución a través de Pedro González de Sepúlveda, alumno de Michel y de Tomás Francisco Prieto en las disciplinas de modelado y grabado en hueco, respectivamente. A la muerte de Prieto, Sepúlveda ocupó los cargos de Grabador General de las Casas de Moneda y Director de la Escuela de Grabado. Pedro González de Sepúlveda compartió con su maestro su afición por el coleccionismo de piezas artísticas, que a su fallecimiento legó a su hijo Mariano, quien le sucedió a su vez en el oficio de Grabador General.

Sería Mariano González de Sepúlveda, hijo de Pedro y de su segunda esposa, Teodora Salazar, quien cedió finalmente la obra de Roberto Michel a nuestra institución, según él mismo indica en una nota firmada con fecha de 17 de abril de 1841, en la que da cuenta de "la ventajosa adquisición" de la obra de Roberto Michel a comienzos de 1840.